domingo, 31 de mayo de 2009

Ellos son los expropiadores

TECHINT QUIERE LA DEVALUACION

¿Por qué Techint, la UIA, los bancos y la Mesa de Enlace hacen tanto batifondo si Hugo Chávez les ha pagado muy generosamente las nacionalizaciones y, encima de esto, se ha quedado con los pasivos ocultos que han dejado las empresas nacionalizadas a fuerza de fraude contra el fisco y contra los trabajadores?

Por una razón sencilla y cantada: quieren de nuevo la devaluación del peso: lo quieren a 4,50 ó 5 pesos el dólar.

El ‘enojo' con Chávez no es más que una cortina de humo.

Hace semanas que los verdaderos saqueadores de Argentina vienen reclamando esa devaluación con todos los tonos de voz.

La piden los ‘desarrollistas', como Curia y Ferrer, y la piden los ‘neoliberales', como Broda y Prat Gay.

Techint y la burguesía argentina se hicieron a fuerza de devaluaciones, de confiscaciones y de desfalcos; no conocen otro método.

Aún está fresco el recuerdo de 2001, cuando pesificaron sus deudas y se embolsaron una gigantesca ganancia por devaluación.

Quieren repetir; tienen al gobierno de rehén y a la ‘oposición' de cómplice.

La devaluación significará la desvalorización inmediata de los salarios y la desvalorización también de los recursos de la Anses prestados a estos capitalistas.

Es el único recurso con que cuentan los capitalistas argentinos para competir con China y con Brasil.

Chávez es un pretexto.

Les ha pagado y les sigue pagando a precio de oro en un mercado mundial del acero en quiebra.
Los españoles del Santander le pidieron de rodillas la nacionalización y Chávez los satisfizo con una yapa de 100 millones de dólares sobre el precio original.

Si Chávez fuera como lo pinta la UIA, no estaría firmando acuerdos multimillonarios con Lula y los industriales brasileños.

Los Techint amasaron su fortuna en Argentina a fuerza de desfalcos -el principal de ellos, la compra de Somisa, los teléfonos, el Ferroexpreso pampeano, los gasoductos y las concesiones de petróleo con los papelitos pintados de la deuda externa en época de Menem.

Ellos son los expropiadores.

La UOM y Moyano les hacen de alcahuetes a Techint porque también reclaman la megadevaluación del peso.

Cualquier otra cosa es verso.

Ningún político argentino es independiente de Techint y de los pulpos capitalistas.

Son sus chirolitas.

Deberían ir en persona al Gran Cuñado.

¿Para qué doblar al payaso si se puede contar con el original?

sábado, 23 de mayo de 2009

elecciones 2009


LA CRISIS ES DEL CAPITALISMO

*Ningún despido o suspensión: que se repartan las horas de trabajo al 100 por ciento del salario.

*Por un seguro a todo trabajador desocupado equivalente al 82% móvil de su último salario.

*Nacionalizar toda empresa que cierre, bajo el control de los trabajadores.

*Vigencia de las paritarias, con delegados y anteproyectos votados en asamblea.

*No al saqueo de la Anses: que la dirijan representantes electos de trabajadores y jubilados.

*Por un aumento inmediato de salarios y jubilaciones; 82% móvil; cumplimiento inmediato del fallo Badaro.

*Nacionalizar los bancos y colocarlos, con los estatales, bajo el control de los trabajadores.

*Basta de pagar la deuda externa, no a un acuerdo con el FMI, no a la devaluación.

*Por un plan económico, decidido en forma democrática, para reactivar y reindustrializar al país y para satisfacer las necesidades sociales del pueblo.


VOTA AL PARTIDO OBRERO

German Diaz Compagnoni, Concejal

Eduardo Perez, Consejero Escolar

Nestor Pitrola, Diputado Nacional

Daniel Rapanelli, Diputado Provincial


lunes, 18 de mayo de 2009

elecciones 2009


Ya hay decenas de miles de despedidos y más de cien mil trabajadores suspendidos

La bancarrota capitalista no es una crisis pasajera. En Argentina ya hay decenas de miles de despidos y más 100 mil trabajadores suspendidos. Se prevé, para todo el mundo, que 50 millones de personas perderán su empleo este año.

Es probable que usted -a través de una suspensión, de vacaciones anticipadas, o incluso de un despido-, ya esté soportando las consecuencias de esa crisis.

No hay semana que pase sin que se anuncie un nuevo cierre. Los trabajadores responden ocupando la fábrica.

Los gobiernos no están enfrentando la crisis con la finalidad de defender el derecho al trabajo, sino de rescatar al sistema capitalista y a los capitalistas responsables de la crisis.

Todos ellos están recurriendo a los fondos del Estado para salvar a bancos y a capitalistas quebrados. Lejos de superar la crisis, la están agravando, porque provocarán la bancarrota del propio Estado y de la moneda nacional.

Los contribuyentes y los trabajadores acabaremos pagando este ‘default' estatal.
Ahora, marchan a la bancarrota del propio Estado.

El gobierno K está vaciando las cajas jubilatorias para rescatar a sus capitalistas. El matrimonio con la Anses y Scioli con el IPS (Instituto de Previsión Social) de la provincia están sacando el dinero de los jubilados, de la salud, de la educación, de los planes de vivienda para salir al rescate de los capitalistas en crisis y no tan en crisis.

Mientras tanto, de octubre hasta acá, unos 100.000 compañeros perdieron sus puestos de trabajo.

Los Carrió, Macri o De Narváez quieren que el Fondo Monetario Internacional se encargue del rescate. Esto significará congelamiento de salarios y jubilaciones, con tarifazos, impuestazos y más despidos.

Las salidas de los capitalistas y sus políticos sólo van a llenar el país de desocupados y de mayor miseria social.

Hay otra salida a la crisis.

1) Prohibir las suspensiones y despidos. Que se repartan las horas de trabajo sin afectar el salario. Inmediato aumento de salarios y reapertura de paritarias.
2) Nacionalizar la banca y el comercio exterior para terminar con la fuga de capitales.
3) Nacionalizar toda empresa que cierre, sea por vaciamiento o quiebra.
4) Colocar a la Anses bajo control de representantes electos de trabajadores y jubilados, para asegurar el 82% móvil a los jubilados.
Solamente el Partido Obrero plantea este programa. Los restos del Frepaso, como Sabbatella y Solanas, insisten por cierto en que los trabajadores no paguen la crisis, ¡pero no quieren que la bancarrota la paguen los capitalistas! Esto es imposible. Por eso, los denunciamos como demagogos electoralistas.

El que quiere los fines -que la crisis NO la paguen los trabajadores- tiene que querer los medios: que la crisis la paguen los capitalistas.

Y sus políticos.

VOTA AL PARTIDO OBRERO

sábado, 9 de mayo de 2009

Elecciones

Pitrola pelea el segundo lugar de la intención de voto entre los sectores pobres del Conurbano

El Partido Obrero ha comenzado su campaña electoral en la provincia de Buenos Aires con una noticia animadora: nuestro candidato a diputado nacional, Néstor Pitrola, recoge el 5.1 por ciento de las intenciones de voto en el segundo cordón del conurbano y disputa el segundo lugar, detrás de la hipotética candidatura de Néstor Kirchner, en el estrato social "pobres", con una intención de voto del 10.6 por ciento - de acuerdo a la última encuesta realizada por la Consultora Equis, que dirige Artemio López. Estos datos destacan el rol protagónico del Partido Obrero en este período transicional de crisis del capitalismo y de disolución del improvisado régimen político del matrimonio K.

Las líneas de campaña electoral del Partido Obrero

¿Cuáles son las características que distinguen a las elecciones del 28 de junio?

Fundamentalmente, dos. La primera es que tienen lugar en el marco del estallido de una crisis de conjunto del capitalismo, o sea en el marco de una transición histórica. Las estructuras del capitalismo (bancarias, industriales, sociales) han entrado en bancarrota. La burguesía mundial recurre a su última herramienta: el Estado, los gobiernos. Se anuncia de este modo un período de grandes crisis políticas. Millones de trabajadores, en el mundo, han sido arrojados en forma súbita a la desocupación. Todas las fuerzas políticas que apoyan el sistema existente en Argentina -incluidas el centroizquierda y la mayor parte de la izquierda- se esfuerzan por ocultar al electorado y a los trabajadores el alcance de la crisis, y restringen la lucha política a los temas habituales del parlamentarismo.

La segunda característica de las próximas elecciones es la disolución que sufre el régimen político montado por el kirchnerismo - una combinación de poder personal y camarilla. El gobierno ha adelantado los comicios para preservarlos de una profundización de la crisis mundial y para convocar a una suerte de plebiscito. No pretende con esto, sin embargo, ratificar su mandato -o, como acostumbra decir, ‘el modelo'. Busca, por el contrario, retener las fuerzas suficientes para negociar una transición política con la oposición patronal luego de las elecciones. En la agenda tiene inscripta la llamada ‘normalización' de las relaciones financieras internacionales (acuerdos con el Club de París y con el FMI), algo complicado de llevar adelante en un cuadro de fuga de capitales y caída violenta del crédito y comercio internacionales. El reingreso de capitales especulativos al país, en los últimos días, y el rebote en los precios internacionales de la soja han de crear una nueva ‘burbuja' financiera, cuya explosión ulterior tendrá alcances mayores que las precedentes. La transición histórica no es un proceso rectilíneo de decadencia del sistema vigente sino una línea convulsiva de contradicciones, que animan y reaniman los conflictos sociales y políticos, y los realineamientos de las clases y de los partidos.

Estamos pagando los trabajadores

La campaña electoral viene precedida de suspensiones, despidos y cierres, y vaciamientos de empresas y ocupaciones de fábrica. En cada una de estas manifestaciones de la crisis y de las luchas populares se libra una lucha política abierta. El gobierno y la absoluta totalidad de los partidos opositores, incluidos el centroizquierda y gran parte de la izquierda, buscan persuadir a los trabajadores afectados de que la crisis es pasajera y que lo mismo ocurre con los sacrificios que se les impone. Recursos preventivos de crisis, suspensiones, despidos masivos de contratados y de trabajadores en negro, salarios disminuidos que se pagan con fondos públicos, cooperativas que no reciben apoyo para funcionar, aumentos salariales limitados y no remunerativos y postergación de paritarias - éstas son las herramientas que unen a los partidos patronales y pequeño burgueses, que compiten en las elecciones, para que la crisis la paguen los trabajadores. El Partido Obrero plantea una metodología opuesta: profundizar y generalizar las luchas para garantizar el derecho al trabajo y para defender el patrimonio industrial del vaciamiento capitalista. Nuestra consigna es: ningún despido, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, expropiar toda empresa que cierre, impulsar la generalización de las ocupaciones de fábrica y reclamar a la CGT y a la CTA una huelga general.

Ninguno de los partidos que integran lo que el kirchnerismo llama "la restauración conservadora" ofrece una política realmente diferente a la del oficialismo. Es cierto que está a favor de reducir las retenciones a las exportaciones... pero no enseguida para no afectar la situación fiscal. Reclama convocar al FMI... pero para seguir con una devaluación que acompañe al real de Brasil. La política de los centros financieros fue establecida en Londres, el mes pasado, en el G-20 con la presencia de la presidenta Cristina Kirchner.

"Que la crisis se lleve puesto al capitalismo"

La campaña electoral del Partido Obrero se empeñará por recoger las tensiones y las perspectivas creadas por la bancarrota del capitalismo y la disolución del régimen político vigente, tanto en sus consignas como en sus actividades y movilizaciones. Buscaremos insuflar por todos los medios de la propaganda, la agitación y la organización el espíritu que anima al slogan que nos viene de Jujuy: "Que la crisis se lleve puesto al capitalismo". Hay que ir en esa dirección: sin medidas anticapitalistas, las promesas de ‘redistribuir ingresos' o ‘destinar las rentas mineras y financieras' (¿por qué no agrarias?), que difunden los Solanas y Lozano, sólo son demagogias electoreras. Solanas ya fue diputado, por el Frepaso, y su primer voto fue a favor de la intervención federal a Santiago del Estero por parte del menemismo, como consecuencia del ‘santiagueñazo'. Es, como se ve, un ‘hombre de orden' - antes que nada. El Partido Obrero plantea que hay que nacionalizar (sin compensación) los latifundios y el gran capital agrario, los bancos, las grandes industrias y los monopolios del comercio exterior si efectivamente se pretende redistribuir la riqueza y, por sobre todo, hacerlo con métodos de transformación social (trabajo, salarios, derechos sociales, control obrero), y no por medio del asistencialismo estatal. Las ‘becas-familia' de Lula, los planes ‘barrio adentro' de Chávez o los ‘150 pesos por hijo' que prometen los Solanas no sacarán a las masas de la miseria social y ya están desapareciendo del horizonte de esos gobiernos como consecuencia del impacto de la crisis capitalista en los recursos fiscales.

Enfrentamos la transición histórica y política con un programa de transición, que desarrolle paso por paso la conciencia social de las masas acerca de la nueva situación histórica. "La historia puede saltar etapas, pero un partido revolucionario no puede saltarse las etapas del desarrollo de la conciencia obrera". La campaña electoral debe ser transformada en el terreno de una lucha política que prepare un giro histórico de las masas frente a sus explotadores y el Estado, como consecuencia de la bancarrota del capitalismo.

Jorge Altamira