jueves, 29 de enero de 2009

HAY REBELION CONTRA EL TARIFAZO

Prensa Obrera On Line 4: No al tarifazo

Una rebelión contra el aumento de las tarifas de luz se está produciendo en estas horas en el Gran Buenos Aires.

En Tigre, en San Fernando, en Lanús, en Pilar, en La Matanza, se organizan y desenvuelven movilizaciones populares cada vez más intensas.

La consigna que las unifica es la derogación total del tarifazo. Los vecinos marcharon a la residencia presidencial de Olivos el pasado viernes y volverán a hacerlo el próximo viernes, a partir de las 18 horas.

Las barriadas obreras han comprobado que no es cierto que el tarifazo afecta sólo a los "grandes consumidores".

Los consumos por encima de los 1.000 KWH incluyen las dos terceras partes de la clase obrera.

¿Cuántas familias abarrotan en un mismo hogar porque sus hijos casados no tienen vivienda?

¿Cuántas familias que carecen de agua potable tienen que apelar a un motor para sacar agua de un pozo usando bastante más que los 1.000 KWH puestos como límite?

¿Pero acaso no está la "tarifa social"? "Del millón y medio de personas que percibirán aumentos, solo 31.000 usuarios tienen la tarifa social", informa Clarín (23/1).

Además ha subido el transporte y el peaje, y se viene el aumento del agua.

La decisión de los aumentos obedece a dos causas: juntar las monedas para el pago de la deuda externa y satisfacer el reclamo de las distribuidoras privadas, que de lo contrario han amenazado con ir al 'default' con sus deudas externas.

Hagamos nuestra la consigna de los vecinos: "derogación total del aumento de tarifas de luz" la exención del pago para todo trabajador desocupado y jubilado.

Constituyamos asambleas populares en cada barrio para organizar la movilización por cada uno de los reclamos de la población trabajadora.

Que la crisis la paguen los capitalistas.

sábado, 24 de enero de 2009

DECLARACION DEL PARTIDO OBRERO ANTE EL GENOCIDIO EN GAZA
LA SOLUCION FINAL

OBJETIVO: LA LIQUIDACION DE PALESTINA
La finalidad política de la barbarie que está acometiendo Israel en Gaza es sepultar para siempre la resistencia nacional y reducir a la población a un conglomerado sin identidad política ni nacional.
El número de víctimas civiles -hasta el momento 1.300 muertos y 4.000 heridos; un tercio de ellos niños - crecerá enormemente en los próximos días.
Política y humanamente, es un genocidio.
El Holocausto de Gaza se sigue cometiendo sin que se les mueva un pelo a los gobernantes de las potencias que tienen la posibilidad de presionar para detener a este Estado de Israel asesino y violador de los derechos humanos elementales.
Para llevar hasta el final una tesis fundacional del sionismo -darle "las tierras sin pueblo (el palestino) al pueblo sin tierras (el israelí)"- es necesario suprimir a ese pueblo y confiscar su territorio.
Todas las propuestas de tregua o de cese del fuego en danza han sido rechazadas por Israel (y por su mandante, Estados Unidos) en función de esa premisa: los palestinos solamente tendrán derecho a sobrevivir (y a conmemorar a sus familiares salvajemente asesinados) si abandonan toda resistencia a la ocupación militar, a la confiscación de tierras y viviendas, por la libertad personal y, claro, por la autonomía política.
Israel dice que pelea por el reconocimiento de su derecho a la existencia -que casi todos los Estados, sin embargo, han consagrado- y que por la misma razón aplasta al pueblo palestino -cuyo derecho a la existencia nacional ningún Estado, sin embargo, acepta.
Los métodos utilizados por el ejército sionista son bárbaros: bombas de fósforo blanco, municiones de uranio empobrecido, bombas de tungsteno que producen grandes amputaciones en las víctimas, bombas de fragmentación (que estallan en el aire y dispersan cientos de "bombas personales"). Se han encontrado rastros de uranio empobrecido en algunas de las víctimas; se trata de una munición con componentes radiactivos, utilizada para perforar blindajes. La clase de armas y municiones con la que se masacra a la población palestina es a todas luces clarificadora de que lo que esta ocurriendo es un holocausto. Sus víctimas son, por regla, la población civil.
Familias enteras aniquiladas. Duplica el centenar de niños asesinados en 15 días. Casi la mitad de los mutilados que aún sobreviven, niños también: los cuerpos destrozados por bombas de fragmentación. El sionismo no puede sorprender a nadie: el Estado de Israel se sostiene sobre cadáveres de niños.
La masacre de Gaza es una tentativa de imponer la solución final a la cuestión palestina.Esta solución final apunta a consolidar el orden internacional armado por el imperialismo contra sus clases trabajadoras y las naciones más débiles y sometidas.
Por eso recibe el apoyo de todos los Estados, en especial de los regímenes árabes, y más aun cuando la bancarrota internacional amenaza al conjunto del capitalismo.
Se trata, sin embargo, de una fantasía reaccionaria y bárbara, que deberá fracasar en forma incluso más contundente que la tentativa de solución final que el hitlerismo intentó contra el pueblo judío.
En primer lugar, porque deberá enfrentar una resistencia nacional que no disminuirá sino que crecerá, como ha ocurrido en las últimas siete décadas y, por sobre todo, en envergadura y calidad.
En segundo lugar, porque deberá enfrentar el derrumbe del capitalismo mundial y del inestable orden político actual, y la lucha popular que este derrumbe desencadenará en el mundo entero.
La resolución de ‘cese del fuego' votada en la ONU no establece el fin de la ocupación militar israelí (sino su ‘retiro progresivo') ni la apertura de las fronteras (sino el ingreso de ‘ayuda humanitaria'). Israel la rechazó porque significaría la continuidad de Hamas en el gobierno de Gaza.
La atrocidad de lo que está ocurriendo en Palestina echa una nueva luz sobre ‘nuestra' política local -pues desde los Kirchner hasta los Macri, Reutemann, Carrió o Binner se ha formado una santa alianza de encubrimiento de la masacre de Gaza.
Pero por sobre todo ha echado una luz definitiva sobre, De Gennaro, Ibarra, Bonasso, Luis Juez y sus símiles, quienes han decidido que la mejor opinión es el silencio.
Vale aclarar que esta pendiente de ratificación parlamentaria un Tratado de Libre comercio entre el Mercosur e Israel por el cual se permite la comercializacion de lols bienes agrícolas provenientes de los asentamientos israelíes en territorio palestino, es decir que convalida la expulsión y el robo de tierras y legitima el trabajo esclavo de los trabajadores palestinos en Israel.
Los cómplices políticos de estos crímenes contra los derechos nacionales y los humanos más elementales no serán capaces, nunca, de levantar un meñique por la defensa de nuestros derechos nacionales y de la lucha de los trabajadores - como no fueron capaces de hacerlo nunca en el pasado.
Israel está en guerra contra el pueblo palestino desde 1948. Pero un Estado que sólo puede existir mediante la guerra y las masacres permanentes, es un Estado inviable.
Trabajadores de todos los países, unámonos contra la barbarie imperialista. La derrota de la invasión sionista está en el interés de todos los pueblos del mundo.



Operación Plomo Impune


Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
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Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
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Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
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Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
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El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
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La llamada comunidad internacional , ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró)

(Fuente: Brecha, Uruguay)


Eduardo Galeano

viernes, 23 de enero de 2009

Prensa Obrera Nº 1070

HAY EN MARCHA UN PLAN PARA HACERNOS
PAGAR LA CRISIS

La extorsión que el Ministerio de Trabajo pretende imponer a los obreros de Paraná Metal, reúne los elementos fundamentales del plan del gobierno y su ‘burguesía nacional' frente a la crisis capitalista.

La patronal quebrada de Paraná Metal será reemplazada por un interventor designado por el gobierno, pero que no es otro que un accionista de Acindar, Arturo Acevedo - del palo del kirchnerismo y un asociado de la Belga Mineiro.

La función de Acevedo es presidir el desguace de Paraná Metal, notoriamente obsoleta, para entregarla a un ‘inversor' ya digitado, Carlos Leone, que la comprará a precio de remate.

El desguace principal afectará a la fuerza de trabajo, pues los salarios serán primero reducidos y luego congelados; una parte de la remuneración será pagada por el Estado; un elevado número de trabajadores quedará suspendido, con el cobro del 70 por ciento de sus sueldos básicos (no de bolsillo).

Este plan, si logra quebrar la resistencia de los trabajadores, que es lo que esperan los funcionarios y la burocracia sindical de la CTA, sería el modelo para la ‘solución' de los otros conflictos por despidos provocados por la bancarrota capitalista.

Los conflictos principales atañen a Siderar, del pulpo Techint, y próximamente a Aluar, el pulpo del aluminio; en conjunto se prevé el despido de los contratados, suspensiones y reducción de los salarios

En Iveco, Renault y Volkswagen, en Córdoba, las suspensiones de trabajadores han sido prorrogadas, con el cobro del 70 por ciento sobre el básico.

Pero estas salidas apuntan más alto: pues suponen la reducción y/o el congelamiento de los salarios de todos los trabajadores de Argentina.

Si los José Rodríguez y los Alberto Piccinnini firman acuerdos de reducción y congelamiento salarial, o suspensiones por el 70 por ciento del salario corriente de un trabajador, ¿de qué aumento de salarios están hablando los Moyano, los Yasky o los De Gennaro?

El mazazo contra Paraná Metal anuncia una política de desvalorización salarial generalizada para el conjunto de todos trabajadores - que las patronales y el gobierno justificarán, como lo hacen en Paraná Metal, con el argumento de ‘la crisis'.

El plan apunta también contra los jubilados, a los que se promete para marzo un aumento del 11 por ciento, cuando de acuerdo a los parámetros de la reciente ley, no debería bajar del 16-18 por ciento.

¿De qué reactivación hablan los chirolitas del oficialismo, toda vez que están promoviendo la rebaja de los salarios y las suspensiones, y por lo tanto una caída espectacular del consumo personal?

Ningún plan de obras públicas puede compensar una reducción salarial, porque mientras la reducción del salario afecta al consumo de forma inmediata, la obra pública demora largos meses en tironear la demanda.

¿O el gobierno quiere financiar los negocios de la plata contratista con los salarios de 2002?

La desvalorización de los salarios y de las jubilaciones también están inscriptas en el plan que fogonean los Carrió, Buzzi, Sola, Reutemann, Duhalde, Macri, con la complicidad del matrimonio oficial, para devaluar el peso y volver a los planes del FMI.

Como los Bush, los Obama o los Sarkozy, los Kirchner (y los opositores patronales) están empeñados en rescatar al capital, responsable de la crisis, no a los trabajadores, que deberán pagar con su sacrificio el salvataje imposible del capitalismo.

Porque cualquiera que haya visto los noticiarios de TV, se habrá enterado que la banca mundial quebró - ‘finito'; está sostenida por el pulmotor de la emisión monetaria y el subsidio fiscal, o sea al borde de la nacionalización.

El sacrificio de los trabajadores en beneficio del capital es inútil, no resolverá la crisis sino que hundirá más a la producción; en esto consiste el impasse histórico que trae aparejado la bancarrota capitalista mundial.

No hay que rescatar al capital, sino que hay que rescatar, del capital, a los trabajadores, a la sociedad, al parque industrial.

No permitamos ninguna suspensión, ningún despido, ninguna rebaja salarial.

Que se repartan las horas de trabajo al cien por cien del salario; que el personal afectado por una reconversión reciba un seguro de desempleo, sea contratado o permanente, por el cien por cien del salario; que se establezca un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar y que se destine la recaudación fiscal al 82% móvil para las jubilaciones y no al pago de la deuda externa; que las paritarias discutan los salarios y condiciones de trabajo con delegados elegidos en asambleas.

Podemos asegurar estas reivindicaciones, si en lugar de dilapidar los recursos para salvar al capitalismo tomamos los recursos que el capitalismo no quiere ni puede poner a trabajar, para un plan de desarrollo nacional.

Esto plantea la nacionalización sin compensación de los bancos, los monopolios comerciales y las empresas que cierran o suspendan, bajo control de los trabajadores.

Está en bancarrota el capitalismo, no la humanidad; rescatemos los recursos de la humanidad, sus posibilidades, su cultura y su tecnología de las manos del capital, y pongámoslos al servicio de la gran mayoría.